Los abonos verdes son cultivos que se realizan en el lugar que se quiere mejorar o proteger y en determinado estado de desarrollo se corta para dejarlo sobre la superficie de la tierra o para su incorporación en el suelo.
Los abonos verdes comparten características de protección y mejoramiento de los suelos con otros manejos orgánicos que podemos resumirlos como funciones de:
Aporte de nutrientes
La descomposición de los abonos verdes aportan una cantidad de nutrientes que serán gradualmente liberados y puestos a disposición de los cultivos.
Incrementa la actividad biológica
La biomasa aporta energía y nutrientes que intensifica la actividad de los organismos del suelo.
Evitan la pérdida de humedad del suelo
La cobertura vegetal de los suelos evitan las pérdidas de agua por evaporación.
Estructura los agregados del suelo
La descomposición de los abonos verdes por los microorganismos del suelo, es responsable de la formación y estabilidad de los agregados. El humus forma complejos con las arcillas posibilitando la formación de agregados estables que facilitan la penetración de raíces y el intercambio gaseoso de los suelos. Algunas especies presentan la capacidad de romper capas compactadas de suelo.
Favorece la infiltración de agua
Las raíces de los abonos verdes dejan canales en los suelos que ayudan a la infiltración reduciendo de esta manera el escurrimiento superficial y la erosión laminar.
Atenúan las variaciones de temperatura en el suelo
Las coberturas vegetales atenúan las oscilaciones térmicas de las capas superficiales del suelo permitiendo que las raíces de los cultivos no detengan su actividad de intercambio de nutrientes y agua que ocurre en temperaturas extremas.
Cobertura
La cobertura vegetal evita la erosión hídrica realizada por el impacto de las gotas de lluvia directamente sobre el suelo.
Competencia con hierbas indeseables
El rápido crecimiento de las especies usadas como abonos verdes evitan el crecimiento de otras especies no deseadas. También provocan un efecto alelopático por la exudación de sustancias radiculares. Los efectos alelopáticos pueden actuar también sobre la germinación de algunas espacies. También se habla de un efecto supresor atribuido a la reducción del pasaje de luz a los estratos inferiores.
Recuperación y reciclaje de nutrientes
Los abonos verdes de sistemas radiculares profundos bombean nutrientes de las capas profundas a las superficiales. La biomasa de estos cultivos aportan los nutrientes rescatados en la profundidad y son liberados gradualmente durante el proceso de descomposición.
Fijación de nitrógeno
A través de la fijación simbiótica de nitrógeno realizada por la asociación simbiótica entre bacterias y leguminosas.
Reduce la propagación de enfermedades del suelo
La rotación de abonos verdes con los cultivos cortan las reinfecciones, reduciendo los niveles de inóculos patógenos de enfermedades provocadas por la repetición de cultivos en los suelo. Algunas especies, como crotalarias y mucunas, presentan efectos de reducción e la población de nemátodos del suelo.
Disminuye el lavado de nutrientes
Las lluvias producen la traslación de nutrientes a capas profundas o lugares inaccesibles para los cultivos. El nitrógeno en forma de nitratos (NO3) es uno de los nutrientes más sujeto al arrastre por el agua a través del perfil del suelo. La presencia de un perfil de suelo mayor, más rico y vivo acumula mayor cantidad de agua y retiene con mayor facilidad los nutrientes del suelo.
Aumenta el perfil vivo de los suelos
La actividad de los microorganismos en las capas profundas se ve incrementada con la exploración de las raíces de los abonos verdes, que proporcionan agua, gases, información y energía.
Especies para abono verde de primavera/verano.
Las especies utilizadas comunmente son: sorgos, maíz, girasol, moha, caupí, guandú, crotalaria juncea, mucuna y frijol de cerdo.
Especies para abono verde de otoño/invierno
Las especies mas utilizadas son: trigo, avena cebada, centeno, avena negra, arveja forrajera, vicias, lupinos, chícharo, colza y nabo forrajero y las especies no anuales como trébol blanco, trébol rojo, alfalfa y lotus. Los abonos verdes no anuales son buenos para la inclusión de animales en las rotaciones con los cultivos sembrados.
Abono verde intercalado con los cultivos anuales o perennes
En estos sistemas el abono verde es sembrado entre canteros o líneas de árboles del cultivo. Como ejemplo de esta práctica tenemos el maíz intercalado con frijol de cerdo, caupí, mucuna y guandú; tomate o morrón intercalado con caupí; frutilla con caminos entre canteros con avena o lotus; melón u otras cucurbitáceas con fajas entre canteros de trigo o avena para grano; etc. Se puede utilizar en los viñedos con interfilas sembradas con vicias, avenas, lotus y arveja forrajera; y los montes frutales (durazneros, manzanos, perales, membrillos, etc), con caminos con tréboles blanco o rojo, alfalfa, avenas, vicias, lotus, caupí, milheto, crotalarias y guandú.
En base a estos sistemas se puede aumentar la diversidad, controlar la erosión, evitar otras hierbas competidoras, evitar el esparcimiento libre de esporas y otros, logrando todos los beneficios de los abonos verdes antes mencionado.
La incorporación de los abonos verdes depende si se quiere dejar en superficie o enterrar el material. Con rollo-cuchillo, segadoras rotativas, rastras de disco, o rastras de ramas o neumáticos se puede manejar el material para dejarlo en superficie. Cuando se desea incorporar el abono verde al suelo, debe realizarse el manejo con rastras de disco de tiro excéntrico o arados.